13 características y rasgos de una persona responsable (¿eres tú?)

Irene Robinson 01-06-2023
Irene Robinson

Ser adulto no significa automáticamente ser responsable.

Hay ciertos "adultos" que siguen arrastrando comportamientos infantiles, como el sentimiento de derecho, la evasión de las obligaciones y la falta de voluntad para asumir la culpa.

Ser responsable es algo más que ser capaz de pagar las facturas. Es una actitud que procede del crecimiento personal y la madurez.

Mientras que otros podrían seguir queriendo eludir ciertas cuestiones de su vida, una persona responsable se asegura de atender cada una de sus obligaciones, por incómoda que le resulte.

El crecimiento no se detiene a cierta edad. Toma las riendas de tu vida y aprende estos 13 rasgos de una persona responsable.

1. Admiten sus errores

Todos tenemos la capacidad de defraudar a nuestras parejas.

Es fácil enfrascarse tanto en la conversación con ellos que a veces no nos damos cuenta de que hemos dicho o hecho algo que les ha ofendido.

Los irresponsables niegan esas faltas, evitan la culpa, pero no una persona responsable.

Aunque puede resultar difícil reconocer un error, es algo que hay que hacer.

Las personas responsables tienen una visión de conjunto; dejan de lado su ego en beneficio de la relación en su conjunto.

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Si no asumen su responsabilidad ahora, nunca crecerán para evitar que vuelva a ocurrir en el futuro.

2. Son coherentes consigo mismos y con los demás

Si una persona responsable dice a los demás que traten a la gente con amabilidad, será coherente con sus palabras y seguirá sus propias instrucciones.

No son hipócritas; son honestos y fieles a sus creencias. Las acciones coinciden con las palabras.

Sin embargo, no son de los que se estancan.

El crecimiento y las nuevas experiencias siempre influirán en su mentalidad y sus puntos de vista sobre determinadas cuestiones.

Es posible que sus antiguas formas de pensar ya no sean válidas, e incluso que se hayan vuelto ofensivas.

Una persona responsable hace bien en reflexionar detenidamente sobre sus creencias y cambiarlas si cree que está equivocada.

3. Nunca llegan tarde

La puntualidad no es sólo un signo de responsabilidad, sino también de respeto a la otra persona.

Llegar puntual a una reunión (o incluso antes) es una muestra de carácter que dice "me tomo en serio hacer negocios contigo".

Sin embargo, el hábito de la puntualidad va más allá del encuentro con otras personas.

Aunque puede haber quien tenga montones de facturas atrasadas, una persona responsable hace todo lo posible por evitar que se acumulen esas obligaciones financieras.

Se aseguran de que sus facturas e incluso sus deudas se pagan en el momento oportuno.

No pueden tener esos pagos colgando sobre sus cabezas mientras se ponen a trabajar, así que se ocupan de ello lo antes posible.

4. Se ponen manos a la obra

La procrastinación asola a cualquiera.

Si la fecha límite es dentro de unos meses, puede ser fácil decir simplemente: "¿Por qué tanta prisa?".

Inevitablemente, el plazo de entrega choca a la persona irresponsable y se convierte en una motivación que le resta energía para atiborrarse de trabajo, produciendo un resultado de menor calidad.

Una persona responsable no rehúye lo que tiene que hacer. Hace el trabajo que se le exige.

Tampoco lo hacen por teléfono.

Si faltan meses para la fecha límite, dividen la tarea en pasos sencillos en los que pueden trabajar inmediatamente.

No se entretienen cuando hay un plazo en el horizonte.

5. No se dejan llevar por las emociones

Después de un largo día de trabajo, puede ser fácil sucumbir a la tentación de coger un refresco o una caja de pizza, aunque haya que seguir una dieta.

Cuando estamos agotados, bajan nuestras defensas racionales.

Las decisiones emocionales se toman para obtener una satisfacción a corto plazo, al tiempo que se pone en peligro un objetivo a largo plazo.

Ser conscientes de nuestro estado de ánimo y nuestros sentimientos es importante para cumplir el plan que nos hemos fijado.

Una persona responsable sabe que no debe hacer la compra con el estómago vacío.

Las emociones también pueden obstaculizar la cooperación con los demás.

El rencor pone en peligro el trabajo en equipo necesario para realizar un trabajo de calidad.

Aunque las personas responsables no caigan bien a todo el mundo, mantienen la civilización en los asuntos profesionales.

6. Acogen bien a los demás

Las personas responsables no son competitivas cuando alguien tiene un coche más bonito que ellas, ni menosprecian a quienes ganan menos que ellas.

No importa quién sea esa persona, una persona responsable trata a todos con el mismo respeto fundamental que todos merecen.

No son mezquinos con sus problemas.

Escuchan, empatizan, perdonan y olvidan. Aferrarse a rencores y prejuicios no sólo complica las relaciones, sino que obstaculiza cualquier tipo de crecimiento individual.

7. No se quejan

Es inevitable que llegue un momento en que el jefe o el cliente empiecen a actuar de forma molesta.

Dan plazos poco realistas y no tienen claro lo que quieren de ti.

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    Hacen que conseguir hacer cualquier cosa parezca un crisol.

    A veces, ni siquiera son la causa del estrés.

    Las expectativas sociales, las situaciones financieras, pueden causar estrés a cualquiera de un modo u otro.

    La respuesta común sería frustrarse y cegarse por el estrés.

    Pero una persona responsable sabe que no es así.

    Agachan la cabeza y trabajan para salir de sus situaciones.

    Sin embargo, puede que sigan sintiendo la misma rabia y frustración, pero simplemente redirigen sus energías hacia otro lugar.

    8. Buscan soluciones

    A menudo, la gente se demora en resolver un problema porque encontrar una solución podría llevarle demasiado tiempo y energía.

    Renuncian a sus esfuerzos por mejorar su situación, por lo que pasan sus días con el estrés adicional innecesario que no pueden molestarse en solucionar.

    Para el responsable, cuando hay un problema, intenta por todos los medios encontrar una solución; es un bucle abierto que tiene que cerrar de alguna manera.

    No se sientan a esperar el milagro que quizá nunca llegue, sino que se ponen manos a la obra y buscan soluciones.

    9. Son organizados

    A medida que envejecemos, cada vez hay más obligaciones que compaginar.

    Tenemos una obligación con nuestros hijos, nuestra familia, nuestros amigos, el banco y nuestro jefe.

    Mantenerse al día en todos estos ámbitos de la vida puede suponer un reto para alguien que no está preparado para enfrentarse a la edad adulta y al "mundo real".

    Las personas responsables gestionan su tiempo y sus recursos con prudencia.

    Evitan malgastar energía en cosas que, en última instancia, no les aportan ningún valor añadido, como las fiestas y las compras espontáneas.

    Llevan una agenda diaria y revisan sus obligaciones tan a menudo como pueden para asegurarse de que el motor de su vida funciona a la perfección.

    10. Son proactivos

    Esperar a que se den las condiciones "adecuadas" para avanzar en un objetivo personal no te llevará a ninguna parte.

    Limitarse a reaccionar ante los acontecimientos de la vida es una forma ineficaz de alcanzar el éxito.

    Una persona responsable no sólo vive el momento, sino que tiene la vista puesta en el futuro.

    No lo miran con mucha ansiedad, como suele hacer la gente.

    Se anticipan a lo que pueda ocurrir y hacen hoy los cambios oportunos.

    Saben que si siguen por el camino de la comida basura, las futuras facturas del hospital serán devastadoras.

    Por eso adoptan un enfoque proactivo para mantener su salud bajo control todos los días.

    11. Se ciñen a sus valores

    Tenemos un sistema de valores subyacente, seamos conscientes de ello o no. Actuar en contra de nuestras creencias es una causa común de estrés y agitación interior.

    Aunque a veces puede resultar difícil ser honesto, atenerse a los propios valores y decir la verdad demuestra que esa persona es íntegra.

    Las personas responsables defienden aquello en lo que creen sin vergüenza ni pudor.

    12. Controlan sus finanzas

    Ser responsable con el dinero es un signo de madurez.

    Una persona responsable no hace compras impulsivas.

    Son inteligentes a la hora de gastar. Presupuestan sabiamente su dinero, dividiéndolo entre lo que quieren y lo que necesitan.

    Tienen objetivos financieros a largo plazo que no sólo les conciernen a ellos, sino también a sus seres queridos.

    Hay cierto tipo de personas que ni siquiera soportan ver sus propias cuentas bancarias. Pueden sentirse inseguras al respecto.

    El problema, sin embargo, es que no son capaces de gestionar sus gastos.

    Las personas responsables se aseguran de saber exactamente de dónde viene su dinero, cuánto y a dónde va a parar.

    13. Se vigilan a sí mismos

    A medida que envejecemos, la gente empieza a esperar que podamos cuidar de nosotros mismos.

    Ya nadie va a cuidar de nosotros.

    Nuestros padres envejecen y los jefes se desentienden más, confiando en que puedas cumplir tu tarea a tiempo.

    Las personas responsables pueden cuidar de sí mismas, practicando los valores de la autodisciplina y la independencia.

    Hay gente que se niega a crecer.

    Niegan la realidad de su edad y vuelven a sus costumbres infantiles porque les resultan familiares.

    Podemos simpatizar con estas personas. Crecer puede dar miedo cuando echamos la vista atrás.

    Pero en un momento u otro, tenemos que enfrentarnos a la realidad, madurar y tomar las riendas de nuestras propias vidas.

    Ver también: ¿Mi novio se avergüenza de mí? 14 señales brutales que debes tener en cuenta

    Nadie va a hacerlo por nosotros.

    Irene Robinson

    Irene Robinson es una entrenadora de relaciones experimentada con más de 10 años de experiencia. Su pasión por ayudar a las personas a navegar a través de las complejidades de las relaciones la llevó a seguir una carrera en consejería, donde pronto descubrió su don para los consejos prácticos y accesibles sobre relaciones. Irene cree que las relaciones son la piedra angular de una vida plena y se esfuerza por empoderar a sus clientes con las herramientas que necesitan para superar los desafíos y lograr una felicidad duradera. Su blog es un reflejo de su experiencia y conocimientos, y ha ayudado a innumerables personas y parejas a encontrar su camino en tiempos difíciles. Cuando no está entrenando o escribiendo, se puede encontrar a Irene disfrutando del aire libre con su familia y amigos.