13 formas en que las personas hiperobservadoras ven el mundo de manera diferente

Irene Robinson 30-09-2023
Irene Robinson

Las personas hiperobservadoras no necesitan tener ojos camaleónicos para fijarse en el mundo que les rodea. Son como nosotros, salvo por algunas diferencias importantes de perspectiva.

Podemos vernos tan atrapados en nuestro día a día que nos olvidamos de observar el fascinante mundo que nos rodea; al menos, fascinante para los que prestan atención.

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Los observadores ven el mundo no sólo como un lugar en el que vivir, sino como algo que estudiar y de lo que aprender.

Cómo camina la gente, su tono de voz, cómo se planifican las ciudades, por qué las instituciones siguen determinados sistemas.

Para el ciudadano de a pie, se trata de minucias cotidianas; no tienen nada de especial.

Pero los hiperobservadores no pueden evitar detenerse, mirar y preguntarse.

Aprende estas 13 formas de ayudarte a ver el mundo a través de sus ojos.

1. Siempre preguntan "¿Por qué?"

Alguien no puede ser observador por naturaleza si no es curioso por naturaleza.

Eso significa que una persona hiperobservadora pasa gran parte de su tiempo simplemente intentando comprender por qué el mundo es como es.

¿Por qué los estadounidenses y los europeos no conducen por el mismo lado de la carretera?

¿Por qué los perros pueden reconocer a otros perros aunque parezcan diferentes?

¿Por qué está ordenado así el alfabeto?

¿Por qué el cielo es azul?

Aunque parezcan preguntas tontas, éstas son algunas de las cosas en las que sólo las personas hiperobservadoras se fijan y dedican tiempo a preguntarse.

Por mucho que lo intenten, su sed de comprensión nunca se saciará.

2. Escuchan activamente lo que alguien dice (y no dice)

Una persona hiperobservadora puede leer entre líneas y escuchar las palabras no dichas.

No se trata de nada místico: simplemente se dan cuenta de cuándo se omite algo en el discurso de alguien.

Cuando alguien se desahoga con ellos por un problema aparentemente pequeño que tiene en el trabajo, los demás pueden verlo como una simple mezquindad.

Pero una persona hiperobservadora se daría cuenta de que en realidad no se trata de la obra en absoluto. Es demasiado pequeña para ser tan importante.

En realidad podría tratarse de cómo su relación se está desmoronando y que están estresados por ello.

3. Se fijan en los patrones

El mundo está hecho de patrones. Está el ciclo del agua que causa la lluvia.

También hay pautas en el comportamiento humano que forman hábitos y tendencias.

Observar estas pautas puede ser muy útil, porque permite prepararse y predecir el futuro.

Ser consciente de las pautas y tendencias es lo que permite a las empresas adelantarse a sus competidores.

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Por eso las agencias de publicidad (que están llenas de personas formadas para ser observadoras de las últimas tendencias) están siempre a la caza de "la próxima gran cosa".

Si son capaces de subirse a una tendencia antes que nadie, eso significará un éxito para la marca.

Ser así de observador es una gran cualidad, pero ¿qué más te hace único y excepcional?

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4. Son conscientes de su entorno

Piense en una persona hiperobservadora como en un explorador: alguien capaz de escanear su entorno con precisión y detalle.

Una persona hiperobservadora es capaz de recordar puntos de referencia y direcciones mejor que los demás, lo que la convierte en un as de la navegación.

Tener un buen sentido de la orientación les ayuda a orientarse en una ciudad en la que nunca han estado. También puede ser útil en aspectos más sencillos.

¿Alguna vez ha olvidado dónde aparcó el coche en un evento con todas las entradas agotadas o en un gran centro comercial?

Ser hiperobservador te garantiza que nunca olvidarás dónde has aparcado porque te habrás fijado en la zona donde está tu coche.

5. Son analíticos

Analizar algo es fijarse hasta en los detalles más insignificantes.

Cuando una persona hiperobservadora ve una película, es capaz de darse cuenta de las sutilezas de las decisiones artísticas del director.

Pueden detectar el giro de la trama a la legua, todo por un detalle sin importancia que un personaje haya dicho de pasada.

También pueden desglosar el significado y los temas de la película para comprender realmente lo que pretendía el director.

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6. Saben leer las emociones

La gente no suele ir por ahí con un cartel que diga qué emoción siente.

Esto es lo que hace difícil hablar con alguien que, por dentro, está realmente frustrado y enfadado con nosotros.

Puede que nosotros no nos demos cuenta, pero una persona hiperobservadora sí.

Se darán cuenta del tono de voz severo que alguien tiene con nosotros, o de que se niega a mirarnos a los ojos.

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    Leer las emociones es lo que permite a las personas hiperobservadoras entablar relaciones duraderas con otras personas.

    Pueden determinar no sólo qué es lo mejor que se puede decir en un momento dado, sino también cuándo y cómo decirlo.

    7. Son silenciosos al principio

    Cuando entramos por primera vez en casa de alguien para una fiesta, puede ser una experiencia deslumbrante.

    Cada decoración y cada mobiliario cuentan una historia sobre el anfitrión.

    Mientras que otros van directamente a por las copas y a conocer gente, una persona hiperobservadora se toma su tiempo.

    Por eso las personas hiperobservadoras están calladas al principio: se dan un momento para procesar su entorno y fijarse en los asistentes.

    8. No sienten momentos incómodos

    En un viaje en coche en el que sólo vais los dos, es normal sentir la necesidad de hablar. Pero a veces, si no hay mucho de qué hablar, puede resultar incómodo... para ti.

    Las personas hiperobservadoras no se dan cuenta cuando hay un parón en la conversación. No entienden el gran problema de los "silencios incómodos".

    Es incómodo para nosotros porque nos sentimos en cierto modo obligados a iniciar una conversación con ellos.

    En realidad, están ocupados pensando en las vistas que ven al otro lado de la ventana.

    Se fijan en las vallas publicitarias, en la gente que hace su vida cotidiana en la acera, en los edificios, en la forma en que están diseñadas las carreteras.

    Sus cabezas están llenas de tanta acción que no se dan cuenta de lo silencioso que puede ser el coche.

    9. Aprenden constantemente de su entorno

    Las personas hiperobservadoras son conscientes de lo que les rodea, lo que también puede aportarles sabiduría.

    La mayoría de los grandes artistas y filósofos se inspiran en el funcionamiento de la naturaleza.

    Comparan las experiencias del tiempo como un río, el crecimiento personal como las plantas, la naturaleza humana como la madre naturaleza.

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    10. Tienen una aguda capacidad de pensamiento crítico

    El pensamiento crítico requiere prestar atención a los detalles. Como las personas hiperobservadoras no pueden evitar fijarse en los detalles, eso ayuda a potenciar su capacidad de pensamiento crítico.

    Por ejemplo, un estudiante que aprueba constantemente trabajos de calidad inferior y no consigue sacar más que un suspenso o un suspenso.

    Algunos profesores pueden simplemente seguir suspendiendo al alumno, incluso amenazarle con expulsarle de la clase si no se pone las pilas.

    Pero un profesor avispado podía detectar el aspecto desaliñado del alumno cada mañana.

    Después de decidir hablar con el alumno con calma, puede resultar que en realidad el alumno estaba teniendo dificultades en casa.

    En ese caso, el profesor podría diseñar un trabajo extra para el alumno en lugar de darle un ultimátum.

    11. Practican la atención plena

    Las personas hiperobservadoras no sólo son conscientes de su entorno, sino también de sí mismas.

    Como se dan cuenta de cómo interactúan las personas entre sí, también pueden darse cuenta de cómo interactúan ellos mismos con los demás y con su propio trabajo.

    Pueden darse cuenta de sus propias tendencias a ser perezosos o improductivos durante la tarde, lo que les ayuda a comprender cuál es el mejor momento para hacer su trabajo.

    12. Pueden pasarse horas observando a la gente

    Los seres humanos son criaturas interesantes. Van por ahí con rectángulos electrónicos negros en las manos que no pueden dejar de mirar y tocar.

    Abren la boca para hacerse ruidos unos a otros. Algunos ensucian, otros no. Unos parecen cansados, otros excitados.

    Las personas hiperobservadoras pueden pasarse horas en un café simplemente observando cómo se desenvuelve la gente en su vida cotidiana, lo que despierta su curiosidad y su imaginación.

    Todas las personas han pasado por momentos de angustia y felicidad, de éxito y tristeza, de buenos y malos hábitos.

    En lugar de ser como un acosador, observan más como científicos movidos por la curiosidad.

    13. Se dan cuenta cuando algo va mal

    Una frase habitual en la serie de películas La guerra de las galaxias es: "Esto me da mala espina".

    Cuando una persona hiperobservadora habla con su pareja, puede notar un cambio en su estado de ánimo.

    Su pareja no parece tan animada como de costumbre, o que sólo da respuestas de una palabra.

    Como un detective, una persona hiperobservadora puede intuir que algo va mal.

    Puede deberse a que su pareja ha tenido un mal día o a que está enfadada por algo.

    Otros podrían no haberlo notado, pero una persona hiperobservadora lo habría hecho.

    Aunque vivimos exactamente en el mismo mundo que una persona hiperobservadora, desde luego no lo ven de la misma manera.

    De hecho, tal nivel de observación no sólo requiere la vista.

    Se trata de utilizar todos los sentidos para empaparse del entorno, desde la fuerza con la que la otra persona cierra una puerta hasta la fuerza con la que se estrecha la mano.

    Ser hiperobservador puede ser un superpoder.

    A todos nos vendría bien intentar emular cómo interactúan con el mundo las personas hiperobservadoras.

    No significa que tengamos que estar completamente enamorados de nuestro entorno y de otras personas; simplemente podemos empezar por ser más conscientes.

    Irene Robinson

    Irene Robinson es una entrenadora de relaciones experimentada con más de 10 años de experiencia. Su pasión por ayudar a las personas a navegar a través de las complejidades de las relaciones la llevó a seguir una carrera en consejería, donde pronto descubrió su don para los consejos prácticos y accesibles sobre relaciones. Irene cree que las relaciones son la piedra angular de una vida plena y se esfuerza por empoderar a sus clientes con las herramientas que necesitan para superar los desafíos y lograr una felicidad duradera. Su blog es un reflejo de su experiencia y conocimientos, y ha ayudado a innumerables personas y parejas a encontrar su camino en tiempos difíciles. Cuando no está entrenando o escribiendo, se puede encontrar a Irene disfrutando del aire libre con su familia y amigos.