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Cuando piensa en personas muy inteligentes, probablemente le venga a la mente un tipo específico de personalidad.
Personas que conocen datos sobre todo, o pueden resolver complejas ecuaciones matemáticas con facilidad.
Pero la verdad es que la inteligencia es mucho más que eso.
La inteligencia consta de muchas facetas diferentes, como la intelectual, la social y la emocional.
Las personas inteligentes tienden a ser flexibles en su forma de pensar, pueden adaptarse a los cambios, gestionar sus emociones y pensar antes de actuar.
Si crees que puedes ser una persona inteligente, entonces te sentirás identificado con estas cosas que la gente inteligente siempre hace.
1. Sedientos de información
Todos lo sabemos: las personas inteligentes tienen una profunda sed de conocimiento y el impulso de mantenerse informadas.
Mientras que para otros la lectura es aburrida y tediosa, las personas inteligentes sólo encuentran placer en ella.
Cuanta más información asimilan y procesan, más colorido se vuelve su paisaje mental.
A menudo están pegados a libros y periódicos, manteniéndose al día o simplemente sumergiéndose en el mundo de otra persona.
En su tiempo libre, espere que escuchen podcasts, vean las noticias, lean libros, vean documentales, escuchen debates y hablen con otras personas que tienen muchas cosas que compartir.
2. No son fáciles de influenciar, pero tampoco testarudos
Las personas inteligentes piensan más que la mayoría.
Pueden estar sentados tranquilamente durante horas.
Al fin y al cabo, tienen un sinfín de preguntas y problemas en la cabeza, y les gusta hacerlo.
Esto significa que son muy cuidadosos con las opiniones y posturas que adoptan.
No dejan que un post de Facebook o la propaganda de las redes sociales configuren su visión del mundo por ellos,
Comprenden la importancia de ver los problemas desde múltiples ángulos.
Sus opiniones se construyen sobre bases sólidas, basadas en lo que saben y en lo que han pensado.
Sin embargo, eso no significa que nunca puedas convencer a una persona inteligente de lo contrario.
Cuando se les presentan los hechos y la lógica adecuados, saben que no deben ser tercos y prefieren la verdad a sus propios sentimientos.
3. Aprenden de sus errores y experiencias
El mundo es increíblemente complejo y es imposible tener razón en todo.
Una persona inteligente siempre busca mejorar, y eso significa aprender de sus errores.
Al fin y al cabo, aprendiendo de los errores y los fracasos es como se hicieron tan sabios en primer lugar.
Una persona inteligente no asocia su ego a sus opiniones, por eso puede decir fácilmente "me equivoqué".
Pueden admitir que algo en lo que antes creían ahora es erróneo porque tienen más pruebas y evidencias.
4. Establecen objetivos claros y los alcanzan.
Las personas inteligentes se fijan objetivos claros que realmente pueden alcanzar. Siempre tienen presente su propósito.
Puede ser fácil perder de vista el panorama general cuando uno se ve atrapado en el estrés del trabajo diario.
Ver también: 17 señales de que no te aprecia (y cómo responder)Por eso, las personas inteligentes aprenden que necesitan dar un paso atrás con regularidad y evaluar la calidad de su progreso hasta el momento y cómo se alinea con sus objetivos más amplios.
Así es como convierten sus objetivos y sueños en realidad.
5. No les gustan las conversaciones triviales
Aunque las personas inteligentes suelen ser pacientes, se aburren rápidamente de hablar sin sustancia real, es decir, de charlas triviales.
Tienen que poder sacar algo interesante de la conversación, algo que estimule su mente.
Así, cuando no reciben nada absolutamente interesante al sintonizar, sienten que se les está haciendo perder el tiempo y no querrán otra cosa que salir de allí y buscar algo que realmente merezca la pena.
Para ellos, ¿por qué sentarse a hablar del tiempo o del color de las uñas cuando en su lugar se puede hablar de que los pájaros son en realidad dinosaurios o comentar en profundidad las últimas noticias?
6. Tienen una mentalidad abierta
Una persona inteligente comprende todas las perspectivas sin dejar que los prejuicios o las emociones se interpongan.
Esto significa aceptar que siempre hay dos versiones de una historia y darse cuenta de que todo el mundo tiene buenas razones para pensar como piensa.
Por eso, una persona inteligente dará un paso atrás y analizará el panorama general antes de emitir una opinión.
7. No dan por sentado que siempre tienen razón
Una persona inteligente no es dogmática con su opinión.
No son agresivos ni te exigen que sigas todo lo que dicen.
Saben que la vida es demasiado compleja para asumir que siempre tienen razón.
No asumen que son la mejor persona de la sala.
Como dijo Sócrates, "la única sabiduría verdadera está en saber que no sabes nada".
Cuando abordan un problema, lo hacen desde múltiples perspectivas diferentes.
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Una persona inteligente escucha más que habla, evalúa más que actúa y colabora en lugar de dictar.
8. Su capacidad de observación es asombrosa
¿Alguna vez ha sentido que va un paso por delante de los demás cuando se trata de observar y darse cuenta del mundo que le rodea?
Ves las cosas antes que los demás.
Se da cuenta de cuándo se ha movido algo en una habitación.
Se notan las pequeñas diferencias entre un día y otro.
Y puedes descubrir películas y series mucho antes que tus compañeros.
La observación es una habilidad, y las personas profundas practican esta habilidad involuntariamente mientras son ellas mismas.
No les distrae el drama social cotidiano de sus amigos y colegas, bien porque no forman parte de esos círculos, bien porque simplemente no les importa.
Sus mentes piensan en otras cosas, aunque esas otras cosas sean tan triviales como el número de puntos de sus paredes, las rayas de sus techos o cualquier otra cosa que puedan ver u oír.
9. Les encantan los libros
Leer es uno de sus pasatiempos favoritos.
Es difícil decir qué es lo primero -a las personas inteligentes les gusta leer por naturaleza, o la lectura las hace inteligentes-, pero sea como fuere, siempre han tenido una relación significativa con los libros.
Puede que de niño leyeran toneladas, y puede que de adultos ya no lean tanto como antes, pero siguen leyendo más que la mayoría de la gente de su entorno.
Y es el pasatiempo perfecto para una persona inteligente: sumergirse en otro mundo sin preocuparse de nadie a su alrededor y aprender cosas que no conocía.
Las personas inteligentes saben que siempre tendrán una conexión con los libros y no una superficial en la que hacen fotos de portadas de libros para colgarlas en Instagram, sino una real que siempre les hará volver a su librería favorita, sin importar cuánto tiempo hace que terminaron su último libro.
10. Les encanta resolver problemas
Donde otros ven muros, las personas inteligentes ven oportunidades para innovar.
Los problemas no son obstáculos; son retos, bloqueos temporales que simplemente exigen reflexionar.
Siempre han tenido un don para averiguar cosas que dejaban perplejos a sus compañeros.
Piensan desde perspectivas diferentes y saben "alejarse" y ver el bosque a través de los árboles de un modo que la mayoría de la gente no puede.
De hecho, resolver problemas podría ser su profesión a tiempo completo.
Las personas inteligentes son buenas resolviendo problemas porque pueden pensar de formas nuevas e inesperadas, ideando soluciones que otros nunca imaginaron que fueran posibles.
11. Las pocas relaciones que tienen son realmente profundas y significativas
Las personas inteligentes e introvertidas no necesitan la validación externa ni las estructuras sociales que otras personas pueden ansiar.
Mientras que algunas personas pueden confiar en la interacción regular con múltiples personas en su vida, encontrando nuevos mejores amigos en todo lo que se lanzan de cabeza, los pensadores profundos mantienen naturalmente una distancia con todos los que les rodean.
No necesariamente porque no les guste la gente, sino porque realmente no necesitan la socialización y el estrés extra de añadir más personas a sus vidas.
En cambio, las personas inteligentes prefieren tener menos relaciones que mantengan toda la vida; relaciones verdaderamente significativas, amigos que saben que se quedarán con ellos para siempre y personas significativas a las que nunca sustituirán.
12. Les gusta planificar
Aunque al final no sirva para nada, a las personas inteligentes les gusta planificar.
Pueden estar haciendo hojas de ruta para un proyecto que llevan tiempo pensando o simplemente organizando cómo quieren que sea su año.
Ver también: 17 señales de que una mujer se siente sexualmente atraída por ti (¡de verdad!)Estos planes también tienden a ser algo meticulosos, casi en exceso.
Sin embargo, dado que los pensadores inteligentes tienden a ser olvidadizos y algo desordenados, sus planes pueden desbaratarse o simplemente perderse a menos que sean especialmente cuidadosos.
13. Son socialmente torpes
A veces, saber demasiado y preocuparse poco por una conversación que no aporta información o ideas nuevas dificulta la relación con los demás.
Si a eso le añadimos la aversión a seguir al rebaño, podemos empezar a entender por qué las personas inteligentes no congenian con los demás.
A la gente, en general, le gusta seguir las tendencias y estar al tanto de conversaciones que a los pensadores inteligentes no les suelen gustar.
Esto significa que, a pesar de pensar mucho las cosas, acaban teniendo dificultades para relacionarse con otras personas.
14. Cuidan su palabra
Al fin y al cabo, una promesa no es más que un par de palabras unidas.
No tienes por qué hacer las cosas que dices que harás, sobre todo si no hay consecuencias reales (para ti mismo).
Pero una persona inteligente no reniega de lo que dice.
Sus pensamientos son importantes para ellos, lo que significa que su integridad es importante para ellos.
Su sentido del yo es fuerte, y tienen que respetar su sentido del yo para sentirse bien consigo mismos.5Si te importa la integridad, si te importan tus palabras, sobre todo cuando no hay nada más en juego que tu propia promesa, entonces puede que seas una persona inteligente.
15. Son fríos, tranquilos y serenos
Una persona inteligente no se emociona en exceso en situaciones de estrés.
Se dan cuenta de que no les sirve de nada.
Al fin y al cabo, el tiempo dedicado a preocuparse suele ser tiempo perdido.
Una persona inteligente da un paso atrás, reflexiona sobre la situación desafiante y luego actúa de la manera más eficaz posible.