Justo después de dejar mi doctorado para empezar mi negocio, me encontré con "El Secreto".

Se trata de una supuesta ley universal de la vida conocida por algunas de las personas con más éxito de la historia.

Seguí esto al pie de la letra durante unos dos años. Al principio, mi vida cambió a mejor. Pero luego las cosas empeoraron mucho...

Pero antes, repasemos qué es "El Secreto" y de dónde procede.

El Secreto (y la ley de la atracción): ¿El mayor engaño de todos los tiempos?

El Secreto es básicamente sinónimo de la ley de la atracción y fue popularizado en los años 30 por Napoleon Hill, autor de uno de los libros de autoayuda de más éxito del mundo, Piense y hágase rico.

Las ideas en Piense y hágase rico se reprodujeron en el documental de 2006 "El Secreto", de Rhonda Byrne.

La gran idea en ambos es simple:

El universo material se rige directamente por nuestros pensamientos. Sólo tienes que visualizar lo que quieres de la vida, y lo que visualices te llegará. Sobre todo si esas cosas implican dinero.

Aquí está el truco:

Si lo que visualizas no te llega, es que no crees de verdad en ello. Necesitas pensar más. El problema eres tú. El problema nunca es la teoría.

El Secreto -al menos tal y como lo articula Rhonda Byrne en su documental- dice que funciona porque El Universo está hecho de energía, y toda la energía tiene una frecuencia. Tus pensamientos también emiten una frecuencia y lo semejante atrae a lo semejante. La energía también puede convertirse en materia.

Por lo tanto, el resultado lógico:

Tus pensamientos crean tu realidad.

Si siempre te estás preocupando por no tener suficiente dinero, el Universo te entregará constantemente aquello en lo que estás pensando. Por lo tanto, deja de preocuparte por no tener dinero y empieza a visualizar que tienes dinero.

Si te preocupa el sobrepeso, no te mires al espejo y pienses en ello todo el tiempo. En lugar de eso, empieza a imaginarte con un six-pack.

¿Infeliz con las relaciones tóxicas de tu vida? Deja de preocuparte. No pienses más en ello. Empieza a pensar en tener gente positiva y amable en tu vida. Problema resuelto.

El problema con El Secreto es que realmente funciona cuando empiezas a practicarlo, al menos al principio.

Eso es lo que me pasó a mí.

Por qué me funcionó El Secreto

El Secreto funciona porque pensar en positivo tiene sus ventajas.

La Clínica Mayo ha publicado estudios que sugieren que el pensamiento positivo ayuda a controlar el estrés e incluso puede mejorar la salud.

Los beneficios para la salud incluyen:

• Mayor vida útil
• Tasas más bajas de depresión
• Menores niveles de angustia
• Mayor resistencia al resfriado común
• Mayor bienestar psicológico y físico
• Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular
• Mejor capacidad para afrontar las dificultades y los momentos de estrés

Los investigadores no sabían exactamente por qué las personas que piensan en positivo experimentan estos beneficios para la salud.

Pero puedo decirte por experiencia propia que el pensamiento positivo me ayudó a tomar las riendas de mi salud y mi perspectiva.

Acababa de montar un negocio y fue una época increíblemente estresante. Intentaba conseguir capital de inversores y continuamente me decían que mi idea no era lo bastante buena.

Siguiendo los consejos de El Secreto, ignoré conscientemente mis dudas y seguí centrándome en la visión de recaudar el dinero que necesitaba para crear la empresa.

Hubo muchos fracasos durante este tiempo, pero al final conseguimos lo que nos habíamos propuesto.

El pensamiento positivo me ayudó a ignorar a los detractores y a seguir adelante con agresividad. Salté muchos obstáculos y al final lo conseguimos.

Sin embargo, había un lado oscuro en El Secreto que acechaba bajo la superficie de mis pensamientos exteriormente positivos. Mi subconsciente no se convencía tan fácilmente de todo este pensamiento positivo.

Había una brecha entre la realidad en la que pensaba y lo que ocurría sobre el terreno.

Algo tenía que ceder.

El Secreto puede arruinarte la vida. A mí me la arruinó.

El Secreto requiere que nunca dudes de ti mismo. Te dice que cuando empiezas a pensar algo negativo, hay un problema contigo.

Es una forma peligrosa de vivir la vida. Si fueras a dar un paseo por la selva y oyeras el siseo de una serpiente en los arbustos cercanos, ¿ignorarías los sentimientos de miedo que te asaltarían de inmediato?

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No lo creo.

Abrazarías el miedo y te pondrías en alerta máxima para salvarte de la mordedura de una serpiente.

La brutal realidad de la vida es que te vas a encontrar con esas serpientes metafóricas. Tienes que tener el ingenio a flor de piel.

Cuando te programas para ver siempre lo mejor de la gente que te rodea, puedes ser engañado.

Esto me ocurrió de varias maneras.

Lo primero que ocurrió es que me estaba animando a ser iluso.

Conseguimos la inversión que buscábamos y creamos un producto. Éramos buenos en marketing y proyectábamos una imagen exterior de éxito.

Tuvimos buena prensa y muchos comentarios positivos sobre nuestra visión. Empecé a beberme el Kool-Aid y a creer lo que todos decían de mí.

Sin embargo, empezaron a aparecer problemas en el producto que habíamos construido. Los usuarios encontraban fallos. Nos estábamos quedando sin dinero.

Seguí intentando visualizar el éxito. La duda me asaltó y la aparté, intentando meditar más y visualizar mejor.

Estaba pasando por alto toda una serie de señales en las que debería haberme centrado. Debería haber estado abrazando los pensamientos negativos para poder empezar a arreglar las cosas en mi vida.

No era sólo en mi vida laboral donde El Secreto y la ley de la atracción me estaban haciendo daño.

También ocurría en mi vida personal.

Sabía que quería encontrar una pareja romántica con la que compartir mi vida e intenté utilizar El Secreto para hacerlo realidad.

Visualicé a la mujer perfecta. Atractiva, amable, generosa y espontánea. Seguí concentrándome en ella cada día. Sabía cómo era. La reconocería cuando la encontrara.

Empecé a conocer a mujeres increíbles, pero nunca estaban a la altura de la imagen que me había creado en la cabeza. Siempre había algo que no encajaba con ellas.

Así que seguí adelante, esperando a mi pareja perfecta.

Dejaría de lado cualquier pensamiento que cuestionara mi comportamiento y me centraría simplemente en mi siguiente sesión de visualización creativa.

No me di cuenta en ese momento, pero mi delirante pensamiento positivo me impedía ver las señales de advertencia en mi vida.

Debería haber reconocido antes que el negocio tenía problemas.

También debería haber respetado más las inevitables imperfecciones de las mujeres con las que salía.

En algún momento, tuve que aceptar las luchas y los fracasos de mi vida y aceptar lo que realmente estaba ocurriendo, con todas sus verrugas.

Renunciar a la positividad por estar contento y ser racional

Llegó el momento en que me vi obligado a reconocer la realidad.

Tuve que afrontar mis retos sin rodeos.

Necesitaba crear realmente un negocio que generara ingresos y aportara valor a los clientes.

No es un trabajo fácil, requiere tenacidad y determinación para seguir aprendiendo a pesar de todos los retos.

En lugar de visualizar un éxito extraordinario, necesitaba centrarme en el corto plazo y hacer las cosas paso a paso.

Cambiar de vida no es fácil. Aún no he conseguido nada. Es un proceso que dura toda la vida.

Pero de eso se trata. No tiene por qué ser fácil vivir la vida de tus sueños.

Hay una especie de paz que surge de aceptar lo que es negativo en tu vida. Significa que puedes afrontar los retos con los ojos bien abiertos en lugar de huir de tus problemas.

Te ganas el respeto de la gente que te rodea. Paradójicamente, atraes a tu vida a personas increíbles que están contentas y pueden pensar racionalmente.

Cuando siempre intentas visualizar que ocurren cosas positivas, atraes a personas igualmente ilusas.

Te conviertes en un narcisista y atraes a más narcisistas a tu vida.

Se crea una burbuja que un día estallará.

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