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A menudo nos dejamos llevar por nuestro ego sin darnos cuenta.
Piensa en algún momento de tu vida en el que hayas confiado demasiado en tus capacidades y que haya resultado en algún tipo de vergüenza o fracaso.
Aunque es natural que eso ocurra, conviene mantener el ego bajo control.
Cuando no intentas impresionar a nadie, sino esforzarte al máximo en tu trabajo, es cuando te sentirás más realizado con tus logros: ése es el valor de la humildad.
Pero, ¿cuál es la fórmula de la humildad?
Ver también: 11 razones por las que se fue sin despedirse (y lo que significa para ti)Aquí tienes 11 cualidades de una persona humilde que puedes aplicar a tu vida diaria.
1. No temen equivocarse al pedir ayuda
Estás en una gran reunión. El jefe os está informando a todos sobre un nuevo proyecto que va a emprender la empresa.
Se mencionan gráficos, números y conceptos, y tú no entiendes la mayor parte, quizá algo.
Pero hay lagunas en tu comprensión que eres demasiado tímido para plantear delante de tus compañeros de trabajo; podrías quedar como un tonto haciendo una pregunta estúpida.
Eso no detendrá a una persona humilde.
No les importa ser "los más tontos de la clase", porque si lo son, tienen más cosas que aprender, y siempre están dispuestos a mejorar.
Pedir ayuda no es un signo de debilidad.
Al contrario, puede que incluso sea mejor que no pedir ayuda.
Cuando se hacen suposiciones en un proyecto de equipo, se corre el riesgo de desarrollar ideas contradictorias.
El progreso se detiene y ahora hay un nuevo problema que resolver.
Las personas humildes saben que es mejor quedar como un tonto ahora que crear conflictos después.
2. Están abiertos a la crítica constructiva
Nadie lo tiene todo resuelto. Siempre hay espacio para crecer y mejorar.
La vida se encarga de que sepas que aún tienes que perfeccionar tu oficio, porque siempre va a haber un reto cada día.
Las personas humildes han aprendido a aceptar sus debilidades, pero no se ven obstaculizadas por ellas.
En su lugar, lo que hacen es trabajar para fortalecerlos.
No se avergüenzan de fracasar delante de los demás. Te piden comentarios y críticas sobre cómo mejorar.
Con la ayuda de todos los comentarios que buscan, es más probable que mejoren su rendimiento mucho más rápido que los que rehúyen cualquier crítica o comentario.
No se lo toman como algo personal porque es la única manera de mejorar en lo que hacen.
3. Son pacientes
Que te dejen en espera unos minutos, que el perro de tu vecino ladre demasiado alto y a menudo, que el camarero te sirva el plato equivocado; estas cosas pueden ser bastante irritantes.
Cuando experimentamos estas cosas, nos sentimos incómodos y molestos, incluso frustrados.
¿Cómo podría alguien soportar estas cosas? Sencillo: practicando la humildad.
Las personas humildes entienden que no son el centro del universo.
El mundo no se detiene y arranca a su voluntad, y eso les parece bien.
Han aprendido a tener una gran tolerancia a la frustración y a sentirse ofendidos.
Entienden que tal vez la persona de la otra línea aún esté terminando algo, que los vecinos puedan estar ocupados o que el camarero haya tenido un día largo.
Han desarrollado su paciencia tratando de empatizar con los demás, lo que les permite vivir una vida más tranquila.
Ver también: ¿Qué hace intimidante a un hombre? Estos 10 rasgosLa paciencia es una gran cualidad, pero ¿qué más te hace único y excepcional?
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4. Elogian a los demás
Las personas humildes no se sienten inseguras cuando alguien cercano a ellas es ascendido o recibe un premio especial.
En lugar de ello, celebran los logros de sus amigos. Apoyan libremente a los demás sin cultivar los celos ni el resentimiento.
La autocomparación no es algo que hagan las personas humildes, no la necesitan.
Miden su valía según su propia métrica basada en sus propios esfuerzos, no en función de quién gana más o consigue el premio primero.
5. Saben escuchar
Las conversaciones son una forma estupenda de conectar con otra persona.
Es la oportunidad de que ambos se conozcan mejor, al menos en un entorno ideal.
Ahora es más habitual hablar con alguien que tiene el teléfono en la mano y lo mira cada pocos segundos.
Eso es señal de que están distraídos, no participan en tu charla y, en general, no te escuchan.
Las personas humildes aprovechan la oportunidad de conversar para conocer de verdad a su interlocutor.
Puedes observar que su teléfono no aparece por ninguna parte, está escondido en su bolsillo.
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Cuando hablas con una persona humilde, te acompaña, se acuerda de los pequeños detalles y te hace preguntas atractivas.
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6. Respetan a todo el mundo
Un mundo diverso significa tener personas con distintas perspectivas políticas, distintos gustos cinematográficos y musicales, y diversas perspectivas vitales.
La gente tiende a quedarse con quienes comparten sus valores e ideales y a rechazar a quienes no los comparten.
Históricamente, las diferencias de creencias han dado paso a la división y, por desgracia, a la hostilidad entre las personas.
Aunque las personas humildes tienen su propio conjunto de creencias y valores, acogen a quienes tienen una mentalidad diferente a la suya.
Por debajo de las opiniones y los colores, entienden que todos somos iguales; todos somos seres humanos juntos.
Dejan a un lado sus diferencias y buscan conectar y comprender a los demás.
7. Siempre muestran su gratitud
Gran parte de lo que se puede conseguir en la vida sólo puede hacerse con la ayuda de los demás, aunque sea un proyecto propio.
Siempre habrá alguien que te ayude o incluso te dé el apoyo moral que necesitas para superar tus retos.
La gente humilde nunca lo olvida.
No dan las cosas por sentadas. En cada una de sus experiencias, siempre encuentran algo por lo que estar agradecidos.
En el fracaso, pueden mostrar su agradecimiento tomándolo como una lección gratuita que les da la vida para ayudarles a mejorar en el futuro.
O cuando lo consiguen, puede ser la prueba de su humildad.
No presumen de lo que tienen porque saben que no han sido todos ellos.
Saber que no podrían ir por la vida sin el apoyo de amigos y familiares mantiene a una persona humilde con los pies en el suelo.
8. Saben leer la habitación
Las personas humildes son sensibles a los sentimientos de los demás.
Si perciben que los asistentes se encuentran en una situación incómoda, pueden entablar una conversación divertida para que la gente se sienta a gusto.
Del mismo modo, si otras personas empiezan a hablar en tono serio y el ambiente se siente tenso, las personas humildes saben cuándo deben morderse la lengua.
Siempre están pensando en los demás y en cómo hacer más cómodas las experiencias de todos.
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9. Son buenos mediadores
En caso de que estalle una discusión entre compañeros de trabajo o amigos, las personas humildes están más dispuestas a intervenir.
Quieren restablecer el orden y poner de su parte para resolver el problema.
No toman partido por ninguna de las partes, sino que optan por el entendimiento mutuo y una relación armoniosa.
Las personas humildes dejan de lado sus propias opiniones sobre la situación para verla con claridad.
Hablan con cada una de las personas implicadas para conocer sus puntos de vista, escuchándolas con la mayor objetividad posible.
Una persona humilde no intenta ser el juez, sino ayudar a cada parte a llegar a un acuerdo con calma.
También pueden entender cuándo una discusión no es para que ellos intervengan; cuando el problema es profundamente personal entre los dos.
Las personas humildes saben que hay cosas en las que no necesitan participar.
10. Son considerados con los demás
Es habitual que la gente se ocupe de sus propios asuntos.
Mantienen la cabeza gacha, pegados a sus ordenadores en la oficina y concentrados en cumplir sus propias tareas del día.
No hay nada malo en ello.
Pero habría momentos en los que alguien podría estar luchando visiblemente.
Miran fijamente la pantalla del ordenador o se encuentran rodeados de un jardín de papeles arrugados.
Mientras que otros podrían mirar y decir "Me alegro de no ser esa persona" o incluso ignorarlos y centrarse en sus propias tareas, una persona humilde actuaría de otro modo.
Como las personas humildes son sensibles a los sentimientos de los demás, pueden detectar cuándo alguien necesita apoyo.
Siempre están dispuestos a dejar a un lado lo que están haciendo y echar una mano.
11. Se respetan a sí mismos
Aunque por fuera pueda parecer que son demasiado sumisos o que tienen una baja autoestima, una persona humilde puede seguir confiando en sí misma.
La razón por la que son tan humildes es que sienten que no tienen nada más que demostrar.
Ya se han aceptado por lo que son. No necesitan más validación.
Es el cultivo del amor propio lo que permite la humildad.
Comprender que tal vez no tengas todas las respuestas o que no eres mejor que nadie por lo que tienes mantiene tu ego bajo control y te permite conectar con los demás más fácilmente.
Ser humilde no significa que no te muestres respeto a ti mismo, se trata de mostrar más a los demás.