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¿Es usted el tipo de persona que siempre se desvive por ayudar a los demás, aunque ello suponga sacrificar su propio tiempo y energía?
Si es así, puede que seas una persona amable y compasiva.
En este artículo, compartiremos 10 señales de que eres alguien que realmente se preocupa por los demás y quiere hacer del mundo un lugar mejor.
Desde poner siempre a los demás en primer lugar hasta mostrar constantemente empatía y comprensión, estos son los rasgos que separan a las personas verdaderamente compasivas del resto.
Así que, si te reconoces en alguno de estos signos, date una palmadita en la espalda y ¡sigue así! Estás marcando la diferencia en el mundo, un acto de bondad cada vez.
1. Los demás son lo primero
La primera señal de que eres una persona amable y compasiva es que siempre pones a los demás en primer lugar.
Ver también: 14 grandes señales del universo de que alguien está pensando en tiAunque te falte tiempo y energía, sigues dispuesto a desvivirte por ayudar a los demás.
No lo haces para que te aprueben, ni para sentirte bien contigo mismo. Lo haces porque para ti es natural pensar en los demás.
Puede que se ofrezca voluntario para ayudar a los necesitados, o puede que simplemente se desvíe de su camino para asegurarse de que la gente a su alrededor es feliz y está cómoda.
Esto se extiende también a sus interacciones con los demás.
No menosprecias a los demás en una conversación ni intentas superarlos para parecer mejor.
En cambio, su inclinación natural es hacer que los demás se sientan bien en su presencia.
Según el Dr. David R. Hamilton, reputado experto en la ciencia de la compasión, experimentar empatía hace casi imposible no ayudar, por eso puede resultarle tan natural poner a los demás en primer lugar. t/
"La empatía nos mueve a compartir el dolor ajeno, a ver realmente el mundo a través de sus ojos. Cuando lo hacemos, muy a menudo cambia el tipo de decisiones y acciones que tomamos. Cuando la empatía florece, muchas cosas cambian y se hace casi imposible no ayudar".
2. Comprende el punto de vista de los demás
¿Es capaz de ver las cosas desde el punto de vista de los demás? ¿Puede sentir lo que sienten los demás?
Si puedes responder afirmativamente a estas preguntas, es probable que tengas un alto grado de empatía.
Esto significa también que se le da bien escuchar a los demás y ponerse en su lugar para darles consejos adaptados a su situación específica.
No sólo eres capaz de conectar con los demás a un nivel profundo, sino que la gente se siente cómoda expresándose contigo porque sienten que se les escucha.
"La empatía consiste en ponerse en el lugar de otra persona, sentir con el corazón, ver con los ojos. La empatía no sólo es difícil de externalizar y automatizar, sino que hace del mundo un lugar mejor" - Daniel H. Pink
3. Respetas a todo el mundo
Otra señal de que eres una persona compasiva es que tratas a los demás como ellos quieren ser tratados.
No intentas ensalzarte para parecer mejor que los demás.
No habla a los demás de forma condescendiente. Trata a las personas, sean quienes sean, al mismo nivel que usted.
Esto hace que sea relajante estar cerca de ti porque saben que no les juzgas ni intentas superarles.
Después de todo:
Cuando muestras respeto a los demás, reconoces su valor inherente como seres humanos y los tratas con la dignidad y amabilidad que merecen.
"El respeto a nosotros mismos guía nuestra moral, el respeto a los demás guía nuestros modales" - Laurence Sterne
4. Perdonas y no juzgas
Si eres una persona compasiva, probablemente seas indulgente y no juzgues.
Estás dispuesto a dejar atrás los rencores y a perdonar a los demás por sus errores.
Después de todo:
Te das cuenta de que todos cometemos errores y es imperativo que sigamos adelante y dejemos ir los sentimientos negativos.
Tampoco eres crítico, lo que significa que no juzgas a los demás por rasgos superficiales como la apariencia o el acento.
Esto encaja con su inclinación natural a no hacer sentir incómodos a los demás.
Cuando guardamos rencor o juzgamos duramente a los demás, creamos tensión y hacemos que los demás se sientan incómodos.
Por eso la gente siempre se siente bienvenida cuando estás cerca, porque aceptas a los demás.
"Los débiles nunca pueden perdonar. El perdón es atributo de los fuertes" - Mahatma Gandhi
5. Te muestras compasivo contigo mismo
Este rasgo suele olvidarse cuando se habla de los rasgos de las personas compasivas, pero es crucial.
Cuando reflexionamos sobre nuestros errores pasados, tenemos tendencia a juzgarnos; a reprocharnos a nosotros mismos. "¡Oh, fui tan estúpido! ¿Cómo pude hacer eso?".
Aunque es normal admitir momentos en los que no actuaste lo mejor posible, te das cuenta de que es importante mostrarte a ti mismo la compasión que mereces, antes de poder expresar auténtica compasión a los demás.
Ser compasivo no consiste sólo en cómo actúas con los demás, sino que también significa cuidar de ti mismo, de todas tus partes.
Te liberas del dolor de tu pasado para poder volver al momento presente, donde tienes el control total de tu próxima acción.
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No es fácil ser compasivo con uno mismo, así que si tienes problemas para ser compasivo contigo mismo, echa un vistazo a este consejo de la experta en autocompasión, Kristin Neff, en su libro Self-Compassion: The Proven Power of Being Kind to Yourself.
"Siempre que noto algo en mí que no me gusta, o siempre que algo va mal en mi vida, repito en silencio las siguientes frases: Este es un momento de sufrimiento. El sufrimiento forma parte de la vida. Que sea amable conmigo mismo en este momento. Que me dé la compasión que necesito".
6. Muestra su gratitud
Gran parte de lo que se puede conseguir en la vida sólo puede hacerse con la ayuda de los demás, aunque sea un proyecto propio.
Siempre habrá alguien que te ayude o incluso te dé el apoyo moral que necesitas para superar tus retos.
Eso nunca se olvida.
No das las cosas por sentadas. En cada una de tus experiencias, siempre encuentras algo por lo que estar agradecido.
En el fracaso, puedes mostrar tu agradecimiento tomándotelo como una lección gratuita que te da la vida para ayudarte a mejorar en el futuro.
O cuando tienes éxito, puede ser la prueba de tu humildad.
No presumes de lo que te han hecho porque saben que no has sido tú.
Saber que no serías capaz de ir por la vida sin el apoyo de amigos y familiares te mantiene con los pies en el suelo.
"La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente, y más. Convierte la negación en aceptación, el caos en orden, la confusión en claridad. Puede convertir una comida en un festín, una casa en un hogar, un extraño en un amigo" - Melody Beattie
7. Eres considerado con los demás
Es habitual que la gente se ocupe de sus propios asuntos.
Mantienen la cabeza gacha, pegados a sus ordenadores en la oficina y concentrados en cumplir sus propias tareas del día.
No hay nada malo en ello.
Pero habría momentos en los que alguien podría estar luchando visiblemente.
Miran fijamente la pantalla del ordenador o se encuentran rodeados de un jardín de papeles arrugados.
Mientras que otros podrían mirar y decir "Me alegro de no ser esa persona" o incluso ignorarlos y centrarse en sus propias tareas, tú actúas de otro modo.
Como eres sensible a los sentimientos de los demás, puedes detectar cuándo alguien necesita apoyo.
Siempre estás dispuesto a dejar a un lado lo que estás haciendo y echar una mano.
"La consideración hacia los demás es la base de una buena vida, de una buena sociedad" - Confucio
8. Eres un buen mediador
En caso de que se produzca una discusión entre compañeros de trabajo o amigos, estás más que dispuesto a intervenir.
Quieres restablecer el orden y poner de tu parte para resolver el problema.
No tomas partido por ninguna de las partes, sino que optas por el entendimiento mutuo y una relación armoniosa.
Dejas a un lado tus propias opiniones sobre la situación para verla con claridad.
Habla con cada una de las personas implicadas para conocer sus puntos de vista, escuchando lo más objetivamente posible.
No intentas ser el juez, sino ayudar a cada parte a llegar a un acuerdo con calma.
También puedes entender cuándo una discusión no es para que intervengas; cuando el problema es profundamente personal entre los dos.
Sabes que hay cosas en las que no necesitas participar.
"La objetividad es la capacidad de separar los hechos de las opiniones, de ver las cosas como son y no como queremos que sean. Es la base de una buena toma de decisiones y del pensamiento crítico".
9. Aceptas la responsabilidad de lo que haces
Uno de los signos menos valorados de que eres una persona auténtica y de buen corazón es que nunca eludes la responsabilidad.
Si haces un proyecto o llegas a un acuerdo, lo cumples y aceptas la responsabilidad, llueva o truene.
Si tiene éxito, estupendo; si fracasa, maldición.
Pero en cualquier caso, no vas a pasarle la pelota a otro o intentar tergiversarlo de alguna manera.
Aceptas la responsabilidad de lo que haces porque sabes que sólo si respaldas plenamente tu trabajo y tus acciones podrás avanzar en la vida y responsabilizarte ante los demás y ante ti mismo.
Aceptas la responsabilidad porque sabes que la vida es mejor para todos cuando hay total transparencia.
10. Elogias a los demás
No te sientes inseguro cuando alguien cercano a ti es ascendido o recibe un premio especial.
Ver también: "¿Me sigue queriendo mi novio?" - 21 señales claras para conocer sus verdaderos sentimientosEn lugar de eso, celebras los logros de tus amigos. Apoyas libremente a los demás sin cultivar los celos ni el resentimiento.
La autocomparación no es algo que hagas, no la necesitas.
Mide tu valía según tu propia métrica basada en tus propios esfuerzos, no en función de quién gana más o se lleva el premio primero.