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¿Tienes momentos en los que te castigas por ser una persona tóxica?
Quizá desearías haberte comportado de otra manera. Quizá te pesan la culpa y la vergüenza por haber destrozado a otras personas con insultos.
Quizá te culpes por ser demasiado negativo, controlador o incluso manipulador, y la lista continúa.
Ver también: 21 cosas que hacer cuando un hombre en proceso de divorcio se alejaSé cómo te sientes. No siempre me ha gustado quién soy. He cometido muchos errores, y he llegado a un punto en el que incluso me aborrecía por ellos.
Pero si hay algo que aprendí por las malas es lo siguiente: tienes que hacer las paces con tu pasado para seguir adelante.
En otras palabras: tienes que perdonarte a ti mismo.
Es más fácil decirlo que hacerlo, pero no hay que precipitarse.
Aquí tienes 10 consejos que te ayudarán a practicar el autoperdón y a aprender a quererte un poco más.
1) Asume tus errores y acepta lo ocurrido
La cuestión es que puede ser muy doloroso admitir que tienes tendencias tóxicas.
Pero la curación sólo puede producirse si realmente analizas en qué te equivocaste, en lugar de echar la culpa a otras personas.
Sé honesto sobre cómo metiste la pata y reflexiona sobre las consecuencias de tus acciones o decisiones.
No busques justificar tu comportamiento tóxico porque sólo empeorarás las cosas.
No pasa nada por estar triste y tener el corazón roto, porque has defraudado a los demás y también a ti mismo.
Date tiempo para averiguar por qué hiciste lo que hiciste y por qué te sientes culpable.
Pregúntatelo a ti mismo:
- ¿Cómo causó daño mi comportamiento?
- ¿Cómo me siento respecto al impacto de mis errores?
- ¿Cómo puedo hacer las cosas bien?
2) Libere su carga emocional
Hay distintas formas de "sentir tus sentimientos" y de afrontar tu pena y tu dolor.
Para mí, escribir un diario me ayuda a poner las cosas en perspectiva. Es una forma de asirme a la vida y reflexionar sobre ella en su conjunto.
Cuando escribo mis pensamientos, sentimientos y frustraciones en un papel, puedo procesar la serie de acontecimientos de mi vida y afrontarlos simultáneamente.
Y lo mejor de todo es que, cuando plasmo mis frustraciones en una página, dejan de ocupar espacio en mi cabeza.
Muchos estudios han demostrado que escribir un diario es una herramienta poderosa para la curación psicológica porque nos ayuda a etiquetar las emociones y a comprender nuestras experiencias negativas y traumáticas.
Un artículo del New York Times también describía el diario como uno de los actos de autocuidado más eficaces que pueden mejorar los trastornos del estado de ánimo y potenciar la salud y el bienestar general.
Vale, sé lo que estás pensando: ¿y si no te gusta escribir?
No hay por qué preocuparse. También puedes intentar compartir tus pensamientos y sentimientos con un familiar o un amigo, alguien en quien confíes.
La clave está en encontrar la manera de revelar tus emociones, en lugar de reprimirlas, para que puedas reconocer lo que salió mal y aceptar la responsabilidad de tu parte en ello.
3) Muéstrate compasivo y amable contigo mismo
¿Te has preguntado alguna vez por qué puedes perdonar rápidamente a los demás pero no puedes tener la misma compasión contigo mismo?
La cuestión es que muchos de nosotros podemos ser demasiado duros con nosotros mismos, especialmente cuando decepcionamos a alguien y hacemos algo terrible.
Peor aún: cuando no podemos dejar de darle vueltas a las repercusiones de nuestro comportamiento tóxico, tendemos a ser demasiado críticos con todo lo que hacemos.
Verás, la autocompasión requiere mucho trabajo, pero sin ella no podrás liberarte de este ciclo destructivo de obsesionarte con lo que salió mal.
Esto es lo que hay: para practicar la autocompasión, tienes que tratarte como a alguien a quien quieres.
¿Y cómo funciona eso?
Puedes empezar preguntándote: si a un familiar o a un amigo íntimo le ocurre algo tan doloroso como esto, ¿cómo hablaré con él o ella?
¿Usaré palabras duras o amables?
Poco a poco, te darás cuenta de que querrías responder a tus pensamientos y mirar tus acciones de una forma más aceptadora, comprensiva e imparcial.
En pocas palabras: estás aprendiendo el arte de hablarte a ti mismo en positivo.
Piensa en esto: ¿cómo puedes ser más consciente de tu parloteo mental cada vez que te estás haciendo desgraciado con la autocrítica?
Prueba estos mantras cada vez que te asalten pensamientos negativos. Pueden ayudarte a aceptar tus defectos y a ser más compasivo contigo mismo:
- Soy digno de perdón.
- Puedo perdonarme día a día.
- Puedo aprender de mis errores y ser mejor.
- Puedo recuperarme del daño y el dolor que he causado.
- Puedo elegir soltar mi rabia, mi culpa y mi vergüenza.
- Puedo tomar mejores decisiones en el futuro.
- Puedo curarme a mi propio ritmo.
4) Separe lo que es de lo que hace
Una de las cosas más dolorosas que ocurren cuando elegimos no perdonarnos a nosotros mismos es que eso sabotea nuestra autoestima.
Nos mantiene atrapados en una espiral de vergüenza, y empezamos a creer que el mal que hemos hecho forma parte de nuestra identidad.
Ver también: 26 señales de química entre un hombre y una mujerCréeme, he pasado por eso. Es duro cuando dejamos que nuestros errores nos torturen durante lo que parece una eternidad.
Cuando te encuentres atrapado en un ciclo de culpa-vergüenza, piensa en esto: todos somos humanos y todos somos imperfectos.
Hay que hacer las paces con la idea de que, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, todos vamos a cometer errores.
Pero no se queda ahí: cada error nos brinda la oportunidad de aprender y ser mejores.
Pregúntate: ¿Veré mi comportamiento tóxico como un motivo para menospreciarme o aprenderé de mis errores? ¿Me convertiré en mejor persona si sigo castigándome por ello?
Tienes que decidirte y decirte a ti mismo: "Soy más que lo peor que he hecho. Cometí un error, pero eso no significa que sea una mala persona. Asumiré la responsabilidad de mi curación".
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5) Pedir perdón
Pedir perdón a alguien a quien has hecho daño puede dar mucho miedo, pero es lo que hay que hacer.
Los estudios demuestran que pedir disculpas a las personas a las que hemos hecho daño nos ayuda a seguir adelante y a perdonarnos a nosotros mismos.
Al ofrecer una disculpa, demuestras a la otra persona que asumes tu papel en lo ocurrido y que quieres arreglar las cosas.
He aquí algunas cosas que debes tener en cuenta cuando estés listo para pedir perdón:
- En la medida de lo posible, hazlo cara a cara. Esto requerirá mucho valor, pero merece la pena.
- Si no puedes disculparte verbalmente, también puedes escribir una carta, enviar un correo electrónico o mandar un mensaje.
- Pide disculpas sencillas, directas y concretas, sin olvidar identificar lo que has hecho mal y reconocer el dolor que has causado.
- Intenta preguntar a la otra persona si hay algo que puedas hacer para reparar el daño y reconstruir la relación.
Pero aquí está el truco: no todas las disculpas conducen a finales felices.
En otras palabras: puede que la persona a la que has hecho daño no te perdone, y no pasa nada.
Ten en cuenta que todo el mundo tiene derecho a expresar sus sentimientos y que no puedes controlar la reacción de la otra persona ante tus disculpas.
Lo importante es que le hayas hecho saber lo que sientes por lo que hiciste. La respuesta de la otra persona -buena o mala- no debe impedirte perdonarte a ti mismo.
6) Decida no pensar en el pasado
¿Alguna vez ha pensado una y otra vez en los errores del pasado y ha deseado poder cambiarlos?
Si es tu caso, no pasa nada. Sé lo que se siente. Hay días en los que aún recuerdo las caras de las personas a las que he hecho daño. Ojalá no hubiera sido cruel y grosero.
La realidad es que no puedes cambiar el pasado, no puedes volver atrás en el tiempo para deshacer el daño que han causado tus errores.
En algún momento, tienes que decidir no revolcarte en sentimientos de culpa, vergüenza, arrepentimiento y autocondena.
Si has hecho todo lo posible por enmendar tus errores, el siguiente paso es dejar atrás el pasado y abrirte a la aceptación y la curación.
El perdón es tanto una elección como un proceso, y requiere dejar atrás lo ocurrido para poder seguir adelante.
7) Aprenda de sus errores
Vale, ya te has dado tiempo para reconocer tu comportamiento tóxico, disculparte por tus errores y dejar atrás el pasado... ¿Y ahora qué?
Ahora es el momento de romper el ciclo de dolor comprometiéndose a cambiar a mejor.
Pero, ¿cómo funciona eso?
Puede empezar preguntándose lo siguiente:
- ¿Por qué tuve ese comportamiento tóxico en primer lugar?
- ¿Cómo puedo hacer las cosas de otra manera la próxima vez?
- ¿Cómo puedo evitar que esto vuelva a ocurrir?
- ¿Cómo puedo utilizar esta experiencia en mi beneficio?
Si replanteas tus pensamientos y ves tu experiencia como una oportunidad de crecimiento, podrás evitar cometer errores similares en el futuro.
8) Mirar al futuro con esperanza
Esto está relacionado con los consejos nº 6 y 7.
Como ves, el camino para superar la culpa y la vergüenza empieza por dejar atrás tus errores y fracasos del pasado.
Aceptas que, aunque no puedes volver atrás en el tiempo y cambiar cómo te comportaste con la persona a la que hiciste daño, sí puedes hacer cosas que te conviertan en mejor persona.
A medida que aprendes y creces, te das cuenta del tipo de persona que quieres ser.
En pocas palabras: puedes planificar cómo incorporarás a tu futuro lo que has aprendido de tu error.
Imagínese lo siguiente: ¿qué se sentiría al liberarse de la culpa, la vergüenza, el arrepentimiento y la autocondena?
Dite a ti mismo: "Vale, yo era la persona tóxica. He aprendido de mis errores y elijo centrarme en el camino que tengo por delante.
¿Qué hago ahora? Puedo empezar fijando objetivos para mi proceso de curación".
Cuando empieces a visualizar tu futuro, te resultará más fácil tener algo que esperar. Pasarás de la desesperanza a la esperanza.
9) Cuídese mejor
Cuando estás enfadado contigo mismo, te enfrentas a sentimientos muy complicados: ira, angustia, decepción, culpa y vergüenza.
Todo ello puede afectar a su salud y bienestar mental, emocional y físico.
Aquí es donde entra en juego el autocuidado para ayudarle a combatir los sentimientos de estrés y hacer frente a las emociones incómodas.
Aquí tienes algunas prácticas de autocuidado de eficacia probada que puedes incorporar a tu vida mientras aprendes a perdonarte a ti mismo:
- Duerma lo suficiente.
- Come sano y nutre tu cuerpo.
- Haz ejercicio con regularidad y mantén una rutina de ejercicios.
- Haz cosas que te aporten alegría: escuchar música, leer, bailar, la fotografía, etc.
- Pasar más tiempo con la familia y los amigos.
- Pruebe nuevas aficiones.
- Ponte al día contigo mismo y recuérdate los progresos que has hecho.
- Participa en prácticas espirituales que te resulten gratificantes.
La clave está en encontrar algo que funcione para ti, de modo que puedas hacer del autocuidado una prioridad.
10) Hable con un terapeuta o consejero
El camino hacia el autoperdón es largo y duro, pero recuerda esto: no tienes que pasar por esto solo.
Si el sentimiento de culpa te consume y tienes problemas para mostrarte compasivo contigo mismo, puede que haya llegado el momento de pedir ayuda profesional.
Acude a un consejero o terapeuta que pueda guiarte mientras trabajas tus sentimientos y das los pasos necesarios para perdonarte a ti mismo.
Un profesional de la salud mental puede ayudarle a sincerarse sobre sus errores y remordimientos pasados, a comprender mejor lo que hizo y a reeducar sus procesos de pensamiento.
Reflexiones finales
Al fin y al cabo, tú eres el único que puede perdonarte.
El autoperdón es una habilidad que requiere práctica, valor y determinación.
Es un compromiso de quererse a uno mismo pase lo que pase.
Es la comprensión de que, por muy tóxico que hayas sido en el pasado, sigues siendo digno de bondad.
Espero que te des todo el tiempo, la gracia y la paciencia que necesites, y que nunca te rindas contigo misma.
Al liberarte de la ira, el resentimiento y la culpa, empezarás a tratarte con toda la compasión, empatía y amor que mereces.